Ahora bien, eso me llevó a pensar que la disputa por los símbolos y los nombres de las boletas es un clásico de todas las elecciones. En 2019, son diez las fórmulas que están en la carrera presidencial.
Acá detallo cómo quedaron las papeletas, por orden cromático. 🎨 No digo que sea determinante, pero analicemos bajo el prisma de la "psicología del color", el mensaje emana da cada espacio político.
Las blancas
En estos casos, el color predominante es el blanco. En el marketing y la publicidad, se lo considera asociado a la "pureza" y lo "espiritual". Es interesante la transformación del Pro: nació amarillo (que representa la "alegría"), para mutar a una opción más colorida en 2015 con Cambiemos, cuando hizo alianza con la UCR y la Coalición Cívica, hasta la propuesta actual de Juntos por el Cambio, en su versión más minimalista.
Celeste y verde
Celeste vs Verde se convirtió en una nueva grieta el último año como consecuencia del debate por la legalización del aborto. Esto se coló en el armado de las listas, pero no terminó impactando en las boletas. De hecho, el partido Demócrata Cristiano que quería llevar impreso el dibujo de un feto, fue impedido por la Justicia.
En este caso, el Frente de Todos usa los colores históricos de los K (azul o celeste, que apelan a la "confianza" y la "seguridad") y el sol, que, lejos de ser nuevo, era el que usaba el Frente para la Victoria Santacruceño.
El verde (se corresponde con "esperanza" y "frescura) fue elegido por el desconocido Raúl Albarracín, del Movimiento de Acción Vecinal. Paradójicamente, no lleva el aborto como tema en su plataforma electoral.
Las rojas
El rojo está asociado a la "pasión" y, a la vez, al "peligro". Es un color histórico de la izquierda. El Mas le sumó toques de verde, que remiten a la iniciativa de interrupción voluntaria del embarazo.
"Pocho" Romero Feris también usa el rojo, que es insignia del Partido Autonomista.
Naranja y negro (y no es Halloween)




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